Escarabajos Estercoleros

Persecución política y hostigamiento mediático.

Desde hace tiempo se habla con fuerza sobre “judicialización de la política”, en menor medida “politización de la justicia”, y otras veces de “Lawfare”. No todo es lo mismo, aunque tienen semejanzas. En la etapa actual, en Uruguay, la estrategia de la derecha política y el poder mediático y económico, se define mejor como “persecución política por la vía judicial y hostigamiento mediático”. Con esta definición queda más claro el modus operandi.

También hay que identificar los objetivos que se persiguen, porque estrategias similares pueden tener objetivos diferentes, pues estos cambian según las condiciones políticas, las correlaciones de fuerza, los entramados legales y demás. En nuestro país el objetivo está centrado en el efecto que la persecución y el hostigamiento genera sobre la ciudadanía, más que lo que puedan provocar en las circunstanciales víctimas directas. Naturalmente los objetivos siempre son ambos pero cambia el esfuerzo y la dedicación. Explicarlo por la diferencia puede ser más claro: en Brasil el objetivo de la estrategia de hostigamiento fue impedirle a Lula participar de las elecciones, porque él era la variable principal en el resultado. En Uruguay, actualmente, las víctimas directas son producto de circunstancias, pero el objetivo central es “la opinión pública”, el electorado. Quienes reciben el hostigamiento lo reciben por sí y como medios para extender un discurso sobre la sociedad. Por esta razón el resultado final de las denuncias judiciales son mucho menos relevantes.

Antes de seguir es necesario aclarar por qué es preferible hablar de “persecución política por vía judicial y hostigamiento mediático”. Primero porque insistir sobre la idea de “judicializar la política” o “politizar la justicia” implica aceptar la idea de que la justicia es neutral, que no es un actor político. Naturalmente es un actor político, lo que no debería ser es partidaria. En segundo lugar, es de uso también la palabra lawfare (en inglés) para describir esta estrategia; el Observatorio de Lawfare1 de CELAG, lo define como “una guerra política por la vía judicial-mediática, con intereses económicos, políticos y geopolíticos ocultos a la opinión pública (…) [donde el] encumbramiento del aparato judicial y la selectividad en los casos se articula con un rol protagónico de los medios de comunicación, que operan para la pronta criminalización de sectores o líderes políticos”. En este caso considero que la definición es ajustada a los efectos de delimitar una estrategia general que asume luego diferentes expresiones según las características del país, los objetivos que persigue, el tiempo de implementación, las alianzas transnacionales, etc. Pero en Uruguay hoy la criminalización es un objetivo secundario. Es lawfare si, pero con características específicas.

Por lo tanto hay dos aspectos relevantes: por un lado los objetivos políticos, y por otro lado los medios políticos, judiciales y mediáticos. Estos elementos son relativamente fáciles de identificar luego de asumir la existencia de la estrategia, algo que además no está lejos del sentido común ciudadano. El inicio de la estrategia invariablemente surge en torno a un hecho relativamente “menor”, de dudable valor de “prueba”, pero que puede aparecer como “incontrastable” ante la ciudadanía por su “simpleza”, y que conecta muy bien con un marco conceptual donde el “discurso de odio” y el “desprestigio político” ya preparó el terreno.

Dadas las características y componentes de la estrategia, en nuestra región es una estrategia de uso prácticamente exclusiva de los partidos de derecha. Esto es bastante obvio al considerar que se precisan fuertes vinculaciones, o complicidad, del sistema de justicia y profundo compromiso de las empresas mediáticas. Es decir, dos sectores profundamente relacionados con los históricos espacios de poder en nuestras sociedades.

Capítulo aparte precisaría la incorporación de otros elementos recurrentes de esta estrategia y que tienen que ver con agencias y organismos extranjeros o internacionales, así como embajadas.

Bosquejo de una estrategia.

Paso 0- Desprestigiar a la justicia.

El procedimiento se inicia generalmente en un debilitamiento de la imagen de la justicia, en términos generales, como acción preventiva. Y no es que los sistemas de justicia sean neutrales, no lo son y su historia bien muestra sus debilidades pasadas y presentes. Pero en general las amenazas hacia la justicia que expresa la estrategia de “persecución y hostigamiento” suelen ser denuncias sobre su falta de ecuanimidad y su posición como aliada de las fuerzas progresistas, invirtiendo así la propia historia del sistema de justicia y su vínculos históricos con sectores sociales y económicos para nada vinculados con las izquierdas. Por si acaso, la justicia ya queda expuesta si los resultados judiciales no fueran los esperados.

Paso 1- El infatigable y central trabajo de “escarabajo estercolero”.

Este pequeño escarabajo tiene una labor fatigosa para alimentar a sus larvas, para lo cual han de hacer rodar grandes bolas de estiércol durante largas distancias. Así operan en esta estrategia los constantes promotores de discursos de odio y agresión. Son los que se empecinan en aparecer como provocadores seriales, los que no les importa la veracidad de sus dichos, incluso a conciencia. Son los promotores de falsedades, de graves distorsiones de la información, y que por su ubicación social cuentan con suficiente protección (fueros) y credibilidad (cargo) como para hacer creíbles sus mentiras y propalar su violencia. Su tarea es trozar y arrastrar constantemente la política como una bola de estiércol para alimentar a sus larvas, que harán lo mismo. Así comienza el hostigamiento y se da seguimiento, mientras el mismo no logra posicionarse en los titulares de los “respetuosos” medios de comunicación.

Paso 2- La punta del hilo.

Este paso responde al destape (por descubrimiento o decisión táctica de información previamente disponible) de algún elemento desde el cuál se puede comenzar a conectar el anuncio de un potencial aspecto delictivo en el comportamiento de un actor político (persona o partido) con el trabajo infatigable de los escarabajos. Es el momento en que la bola comienza a ser devorada.

Paso 3- Los juzgados

Se presenta ante la justicia la denuncia de un hecho que se antoja podría ser delictivo. Para lo cual será muy importante el trabajo previo y la teatralidad de la presentacion. Para esto es necesario que los medios ya estén preparados para jugar su papel. La justicia comenzará su trabajo de indagatoria, intentando ajustarse a derecho en las garantías y procedimientos. Su lento accionar no es algo negativo a la estrategia, al contrario ya que permite sostener el tema en agenda. Y para que sea posible, no solo se precisa de la lentitud de la justicia, sino sobre todo del papel de los medios y considerando el ya anunciado “desprestigio” genérico a la propia justicia.

Paso 4 – Estilizado y propagación de los Medios.

Horas o días previos a la presentación ante la justicia, los medios comienzan su accionar para tornar más amplio el universo de llegada de la labor realizada por los escarabajos. Se encargan de eliminar los elementos sobresalientes, los excesos, pero a partir de entonces su tarea será mantener el tema sin dejarlo enfriar ante el “lento”proceso judicial.

Sin este paso, toda la estrategia se cae. Estos medios multiplican y estilizan la estrategia. No permiten que se enfríe el asunto, y nunca asumirán su responsabilidad ni usarán el mismo tiempo para resarcir a los implicados en caso de que la justicia llegue a una conclusión diferente a la esperada por los denunciantes.

Si bien el papel de los medios no es nuevo, la capacidad de penetración y la situación oligopólica de las empresas de los medios de comunicación hacen que esto sea una novedad. La carencia de pluralismo en el sistema de medios es lo que garantiza el éxito de estas estrategias. Si esto así no fuera, sería muy diferente.

Paso 5 – No importa la justicia.

Por último, en la estrategia no importan los resultados de la justicia. Sembradas las sospechas, multiplicados los fakes y amplificadas y estilizadas por los medios, la veracidad o no de las denuncias son irrelevantes, aunque obviamente no dan lo mismo. Sobre todo cuando la estrategia no está motivada en una víctima en particular, sino en la amplificación y llegada sobre la ciudadanía de todo el proceso. Para esto, si logra afirmarse la duda, la estrategia habrá sido victoriosa. Y si de paso se cobra víctimas por la vía política o judicial, o por el tormento personal, será aun mejor.

Si se logró provocar en la ciudadanía desgano y descrédito, si se afectó la imagen política de referentes, políticos y partidos, entonces la estrategia habrá sido exitosa. El resultado de la justicia, en esta esta estrategia, es menos relevante pero no inocuo.

Contrafactual y cadena de favores.

Una forma de percibir el impacto real de esta estratagema, y la necesaria articulación de todos los actores, es pensar bajo la modalidad de ¿que hubiese pasado si…?

¿Que hubiera pasado si durante los gobiernos del FA familiares de Ministros y Senadores fueran las únicas personas en el país implicadas en el caso Odebrecht (que tanto efecto político y judicial tuvo en la región)?¿Que pasaría si sucediera hoy con la pareja o familiar de algún Senador o Senadora del FA? Ya conocemos cómo se han comportado los medios cuando esto sucedió con personas relacionadas con el gobierno, y la diferencia se presume abismal.

Lo que también sabemos es que el gobierno actual es plenamente consciente de la necesidad de contar con los medios en esta estrategia. Algo de esto explica su posición frente a la “Ley de medios”, las exoneraciones económicas a las grandes empresas de medios y los pagos a estas por subir sus señales a VeraTv.

Denunciar hechos que puedan presumirse delictivos y que la justicia actúe es un derechos de todos y todas. También es válido para las acciones que llevan adelante las personas con responsabilidades políticas, y tal vez en mayor medida. Pero son cosas de naturaleza diferente. Una es procurar la aplicación de la ley sobre hechos y personas, la otra es la persecución política y el hostigamiento mediático.

La persecución política y el hostigamiento no serían posible sin el trabajo de los escarabajos estercoleros y sin la estilización, la propagación y el atizado de los grandes medios oligopólicos. Por eso es fundamental democratizar el sistema de medios, y eliminar los privilegios políticos que amparan a los escarabajos estercoleros.

Ante tanta exposición, tanto fake y tanta “manija”, cuando los resultados judiciales no sean los esperados, y la duración de los procesos se prolonguen hasta el cansancio, ¿quién se hará cargo cuando se activen los que pretendan hacer “justicia por mano propia”?

1https://www.celag.org/observatorio-lawfare/

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